hago de mis horas un racimo de lejanías amistosas
tejedor de dolores y amaneceres,
yo, el perdido, el efímero jugador de personas como naipes,
cansado de circunstancias desperdiciadas
entre aquellos deseos vertidos en pantalones femeninos
como despojos de mi alma, acotada y material
basura de mi ser putrefacta,
contínua,
pretérita.
Yo tengo que colgar mi corazón alguna vez
amar sin descuidar sinceridades que ahora me habitan
saber de mí con confianza,
como sé de quien me sueña.
Tratar de recitar una verdad sempiterna para un símil abstracto de mí.
Pero rara es la virtud que me acorrala,
rara es la mirada que me sugiere más de un guiño,
rara la palabra que atraviesa victoriosa mi pecho,
fugaz el despecho de lanzarme a la aventura de la eternidad
escéptico de mi cariño final,
repito al camino que hice mis victorias anteriores.
Me agacho a mi infancia para sumarme al Yo primero
al que soñaba con llegar a desangrarse por un beso.
Ahora no me importa trasladar mi egocentrismo
y me duele conservar mi unidad conmigo mismo para siempre.
Ahora me taladra el otoño que se acerca,
porque sé que me espera un invierno
de infernales paradojas."
(A. Sudón)

http://www.youtube.com/watch?v=3xw8HJDPOrE
No hay comentarios:
Publicar un comentario