-¿Queréis algo, café, té, veneno? Ah, ok, para mí sola.

jueves, 4 de agosto de 2011

Nadie al volante

Hay muchas cosas de las que me permito dudar en pleno siglo XXI, precisamente por tratarse nada más y nada menos que del pobrecito y malogrado siglo XXI.

Época de multitudes, de anuncios de nuevas eras, de naufragio de la masa en el acaramelado discurso de la prensa, y por lo demás, de un triste amansamiento de las conciencias, recostaditas en la engreída vanidad de los discursos objetivos, por un lado los del Sistema, por otro lado los de la Ciencia.

¿Y es que algún sistema político nunca ha fallado? ¿Es que las leyes han conseguido alguna vez resultar lógicas, estar integradas en la naturaleza humana? en tal caso, ¿por qué sería necesario promulgarlas? y no sólo eso, la Ciencia, ¿no tiene nada científico y demostrable que decirnos del yo?
Entonces, en la suma en que por ejemplo, el saber científico retrocede ante esta cuestión, o simplemente desautoriza cualquier discurso en relación con él, es el mismo saber científico el que quiere resultarme dramáticamente vaciado de cualquier autoridad para transmitir esa seguridad que nos permite "estar seguros de algo".

Y desde mi humilde blog protesto y me río, ilustres sabelotodos, tengo muchas dudas que plantearles, marqueses del dedo en alto, con sus particulares dogmas como puños, subidos a un barril con un eslogan y un megáfono, haciendo escuchar su blablabla entre otros miles de cacareos que no representan ni a una pequeña parte de lo que una servidora entendió toda su vida por humanidad.

Seguramente aprenda más sobre el laberinto de la mente humana haciéndome preguntas el domingo sobre los mensajes que guardo en borradores el sábado por la noche, que descifrando lo que dicen todos esos wannabe de profetas de la nueva era que en la mayoría de los casos no saben ni dónde tienen la punta de su nariz.

Estoy muy indignada, estoy muy pero que muy indignada, yo me figuro que si fumara, en este momento estaría fumando.