-¿Queréis algo, café, té, veneno? Ah, ok, para mí sola.

viernes, 28 de mayo de 2010

Mascarada III

Habréis visto que me encanta decir (continuará) y luego no continuar, es una cosa con la que no puedo del gusto.

Pero vosotros, seguidores de este blog, que me sois más fieles que el perro que se tragó el boomerang, me perdonaréis este pequeño paréntesis y otras injurias y deudas económicas. Porque sabéis que siempre es un buen día para otra Mascarada aunque -telita marinerita- retomar esta saga siempre me haga ponerme a echar de menos a todo el mundo.







A babor, Pablo, a estribor, Miguel (ay, viejo lobo de mar!)

lunes, 24 de mayo de 2010

En anteriores capítulos

Huye de cualquiera que no seas tú mismo,
olvida todo cuanto creíste mínimamente tuyo.

Teme por todos y cada uno de los segundos del día. Las reglas en esta casa van a cambiar.


Ahora nos regimos por el miedo al palo de la escoba.


..comienza una etapa sombría dominada por el terror..


(Continuará)

domingo, 16 de mayo de 2010

Parece que anochece y me vuelvo sola a casa

-Ensayo sobre los apartes-

Según regresaba, ya no había ni un alma en la vía Hispanidad.

Y yo, como soy tan increíblemente tan, que me eligen por ser diferente y luego me dejan por ser rara, entretuve mi paseo en lo mejor que podía hacer sin duda en ese instante, imaginar por un momento que se había acabado el mundo y que yo no me había apenas enterado.

Y que por eso caminaba más sola que la una.

Me concentré de verdad. Y a ver qué tal se está sin personas.


En ello andaba cuando en una papelera vi que sobresalían un par de zapatillas negras, perfectamente colocadas.
Mira qué bien, un par de zapatillas tiradas en una papelera. No pintan nada, por favor. No me digas que no es fascinante. Pues claro. El mundo ha acabado, quién quiere zapatillas.
A lo mejor estaban rotas. Entonces me imaginé la escena de un hombre descalzo, primero. O unos amigos que le han tirado las zapatillas a otro, como broma. Qué capullos, no volver a por ellas..

Y así iba yo caminando y concentrándome en mi hipótesis. Y seguí unos veinte metros, hasta que vi una caja de Vans en el suelo, abierta, vacía. Meciéndose con el aire.

Me hizo tanta gracia.
Veinte metros enteros había de la caja a las zapatillas. Unas zapatillas absolutamente nuevas, recién sacadas de su caja, y que sin embargo estaban en la papelera. ¿Por qué?
Así que la última persona sobre la Tierra y yo ahí tan tranquila, riéndome sola de los últimos restos de la incoherencia humana, descifrando los últimos jeroglíficos de una especie animal que se acabó para mí.

En la misma línea, un pensamiento innífugo tras otro se fueron sucediendo para no pensar en la única cosa que me requemaba por dentro, cuando todavía las doce de la mañana del día siguiente me esperarían con el gran final abierto de mi más que fascinante maniobra de evasión:

Hola otra vez, bonitas.

Andrea Tenuta & Alberto Favero – A woman is a sometime thing



(-LLevo hablando yo todo el rato, en qué piensas, Trini.
-No pienso en nada.
-Me da la impresión de que se te están pasando un montón de cosas por la cabeza y no me las dices.

-¿A mí? qué va..)

miércoles, 5 de mayo de 2010

Cuarenta de sayo

Viajar con un violonchelo es como correr con tacones.

No es imposible, pero! te encantaría poder evitarlo. Por eso ahora mismo podía estar en Salamanca, sabéis, con Nuria, para no variar, persiguiendo al mismo profesor que ya hemos perseguido por Mallorca, Soria, Castellón y la Meca, pero nada, me he hecho vieja, y he preferido quedarme al brasero a hablar de la guerra, guardando en el calcetín el dinero de los trenes, y apañándome el moño con alfileres. Que me gustaría saber cómo digiero las horquillas. Porque comérmelas, ya sé yo que me las como.

Y es que Nuria, mi violonchelo y mi maleta son mis tres bultos permitidos por RENFE, aquellos que no superan en conjunto 20 kg, ni 250 cm (largo + ancho + alto) , y que van conmigo a todas partes desde que el mundo es maño.

En otro orden de cosas, la tecla "i" de mi teclado va un poco mal, debe ser de tanto decir "síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii", para que luego digan.. así que, por ahí van los tiros, y efectivamente les he comprado a los de cuarto una papeleta para el jamón que sortean para irse de viaje de fin de carrera, tengo el número 100, mierda, todavía si fuera un concurso de números bonitos gano yo, me tengo que leer las bases por si..

Y nada, nos queda un mes de curso y otro de recurso, y como dice Elena, así otros cuatro años de carrera, que me da tiempo a comprarme un gato y que se me muera, así que mientras aún hay tiempo aprovechemos tooooodos para gastarlo en escribir durante toda una tarde un relato para un concurso y que luego me lo enseñéis, y tenga que ser yo la que os diga que es un plagio de la única película de Disney que no habéis visto...................